La iniciativa sigue la recomendación de la OMS y ha salido adelante con los votos a favor de la Unión Europea y varios países del continente americano. La decisión no despenaliza el uso recreativo.
La ONU ha aprobado este miércoles uno de los mayores cambios en política de drogas de las últimas décadas al reconocer las propiedades medicinales del cannabis y eliminar esa planta de la clasificación de los estupefacientes más peligrosos, aunque su consumo con fines recreativos sigue prohibido.
En ese convenio, el cannabis estaba hasta ahora clasificado en las listas I y IV, esta última reservada a las drogas más peligrosas y bajo control más estricto, como la heroína, y a las que se otorga escaso valor médico.
El consumo con fines recreativos seguirá prohibido en la normativa internacional al continuar en la Lista I junto a sustancias bajo control pero con propiedades terapéuticas, como la morfina.
Todos los Estados de la Unión Europea (UE), con excepción de Hungría, y numerosos de América han sumado una mayoría simple de veintisiete votos para aprobar el cambio, mientras que gran parte de los países de Asia y África se ha opuesto, con notables excepciones como la India o Marruecos. En total, veinticinco votos en contra y una abstención, Ucrania.
Un cambio de facilitará la investigación
Este cambio facilitará la investigación con cannabis, que cuenta con principios activos que han mostrado resultados prometedores en el tratamiento ante algunos efectos del parkinson, la esclerosis, la epilepsia, el dolor crónico o incluso el cáncer.
Hasta ahora, la investigación médica con cannabis era posible de forma limitada, ya que la inclusión en la Lista IV actuaba como freno debido a las restricciones y la inseguridad jurídica por los diferentes criterios aplicados en cada país.
Alrededor de cincuenta países han puesto en marcha programas de cannabis medicinal y esta decisión de Naciones Unidas impulsará ese tipo de políticas, así como una mayor investigación sobre las propiedades curativas de la planta.
«Esto dará un nuevo impulso al cannabis medicinal. Y en aquellos países que siguen de cerca o incluso adoptan automáticamente la posición de la ONU en su legislación nacional es probable que conduzca a un mayor acceso al cannabis para la investigación», ha explicado a EFE Martin Jelsma, analista del laboratorio de ideas Transnational Institute.
Argentina, añade el experto, es un buen ejemplo, ya que decidió en noviembre legalizar el autocultivo de marihuana para uso medicinal y permitir la venta de sus derivados con fines terapéuticos, amparándose en la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que ha sido ahora oficialmente adoptada.
El valor de las acciones de algunas empresas internacionales relacionadas con el cannabis medicinal ya había experimentado una gran subida días antes de la votación.
«Descolonizar» las políticas de drogas
La votación se ha producido casi dos años después de un dictamen de la OMS que reconocía la utilidad médica del cannabis y recomendaba su retirada de la Lista IV y mantenerlo en la I.
La recomendación adoptada ahora se basaba en el primer estudio crítico de la OMS sobre cannabis, la droga más popular del mundo, con unos 200 millones de consumidores, según estimaciones de la ONU.
La OMS es la responsable de valorar científicamente para la comisión tanto las posibles propiedades terapéuticas como el daño que genera la adicción de drogas bajo control internacional.
La clasificación del cannabis se ha realizado con informes de los años 50 cuyas conclusiones científicas han quedado desfasadas y que mostraban «actitudes racistas y coloniales», según Jelsma, que considera que la OMS debería revisar también las propiedades de la hoja de coca.
«Bolivia y Argentina podrían solicitar conjuntamente una revisión crítica (en la OMS) de la hoja de coca», ha agregado el experto sobre esa planta, que tiene una gran importancia cultural para los pueblos andinos.
División internacional
La votación ha estado precedida de un enorme debate y varios aplazamientos en los últimos dos años debido a las diferencias entre aquellos Estados a favor del cambio y los que demandaban mantener el statu quo.
Los países de la UE –excepto Hungría– junto a otros como Argentina, Canadá, Colombia, Estados Unidos, México, Uruguay y Ecuador han respaldado seguir el criterio científico de la OMS.
Los Estados que han votado en contra del cambio –liderados por Rusia, China, Brasil y Pakistán– consideran que relajar ahora el control del cannabis envía el mensaje equivocado en un momento en el que algunos países, como Canadá o Uruguay, han legalizado el uso recreativo de la marihuana, violando tratados internacionales. Otros países, como México, Luxemburgo o Israel, tienen iniciativas legales en curso en la misma línea.
Los Estados que han votado en contra, opuestos a cualquier cambio, entre los que también se encontraban Cuba y Venezuela, consideran que esta decisión banaliza el consumo de cannabis y minimiza los daños para la salud que produce, como un incremento de ciertos trastornos mentales.
Esa división muestra un sistema internacional de control de drogas cada vez más polarizado y en el que es muy complicado encontrar acuerdos de mínimos, aunque sean basados en criterios científicos, sostiene Jelsma.